Frank McDougall
El reciente tumulto en el mercado el 5 de agosto dejó a muchos inversores perplejos. Las acciones japonesas, que suelen tener un buen rendimiento, cayeron un 12%, marcando la peor caída desde 1987. Este crash inesperado se atribuyó al fortalecimiento del yen, lo que llevó a los inversores que habían pedido prestado yenes para comprar acciones en todo el mundo a enfrentar llamadas de margen. Incluso los mercados europeos sufrieron pérdidas, arrastrando al mercado estadounidense a la baja en alrededor de un 3%.
En medio de este caos, gigantes tecnológicos como Apple, Amazon, Alphabet, Meta Platforms, Microsoft y Nvidia también experimentaron declives significativos. Nvidia, en particular, cayó un 6.4%, generando preocupaciones sobre su posición en el club del billón de dólares de capitalización de mercado. Para añadir más inquietud, el renombrado inversor Warren Buffett vendió casi la mitad de sus acciones de Apple sin dar ninguna explicación previa. Esta acción dejó a muchos cuestionando si algo dramático había sucedido o si Buffett ya no tenía confianza en la acción.
Sin embargo, es esencial recordar que las opiniones y estrategias de las personas pueden cambiar, incluso en el caso de inversores experimentados como Buffett. El rápido declive de acciones como Nvidia y Apple no necesariamente indica una falta de respaldo, más bien expone la volatilidad inherente y la voluble naturaleza del mercado de valores. Solo unas semanas después del crash, Apple logró recuperar algo de terreno, alcanzando los $226 por acción, aunque aún por debajo de su máximo anterior de $237 el 15 de julio. Nvidia también experimentó fluctuaciones, cayendo de $140 a $107 en poco tiempo.
El escepticismo que rodeaba a las acciones tecnológicas durante este periodo fue principalmente alimentado por preocupaciones sobre la sobrevaloración y la incertidumbre en torno a la postura de la Reserva Federal sobre las tasas de interés. Sin embargo, ahora el enfoque se traslada al próximo informe de ganancias de Nvidia y las expectativas de los inversores. Los analistas anticipan números positivos, incluyendo una sorpresa al alza de $2 mil millones para el trimestre reportado y un impulso de $2 mil millones para el trimestre actual. Además, cualquier confirmación respecto a la próxima generación de la plataforma de chips Blackwell sería muy valorada.
Además del desempeño de Nvidia, los observadores también están interesados en la posición de efectivo de la empresa. Un importante programa de recompra podría ayudar a disipar las dudas persistentes sobre la legitimidad de la empresa, especialmente dado que algunos todavía la perciben como algo irreal. Además, los analistas del mercado están curiosos acerca de cualquier declaración que pueda realizar la Directora Financiera de Nvidia, Colette Kress, acerca del balance de la empresa y los potenciales planes para el efectivo en mano.
En cuanto a Apple, la empresa se encuentra en una fase de transición de ser principalmente una empresa de hardware a una empresa de software y basada en comisiones. Aunque esta transformación puede no ser inmediatamente evidente, la asociación de Apple con OpenAI respaldada por Microsoft tiene un gran potencial. A diferencia del modelo de negocio tradicional de la máquina de afeitar, donde la máquina y la hoja son inseparables, Apple básicamente ha recibido la hoja de OpenAI sin incurrir en costos de fabricación. Esta nueva disposición permite a Apple obtener beneficios al vender la máquina (hardware) mientras evita el gasto adicional de producir la hoja (producto de inteligencia artificial).
Con las acciones de Apple cotizando a 31 veces las ganancias futuras, en comparación con las 24 veces las ganancias futuras de P&G, el potencial de crecimiento de Apple resulta aún más intrigante. Si P&G experimentara una disposición similar donde ya no necesitaran fabricar las hojas, el potencial de beneficio sería inmenso.
A medida que los mercados continúan con su baile volátil, solo el tiempo revelará la verdadera trayectoria de estos gigantes tecnológicos. Los inversores esperan con ansias los resultados del informe de ganancias de Nvidia y anticipan cualquier sorpresa adicional proveniente del modelo de negocio en evolución de Apple. La única certeza en el sector tecnológico parece ser la imprevisibilidad de los precios de las acciones y el siempre cambiante panorama de oportunidades y riesgos.
